Trastornos de la Eliminación

Trastornos de la Eliminación

Somos profesionales especializados en el trastornos de la eliminación, ofrecemos evaluaciones precisas y tratamientos especializados para ayudar a las personas a superar los problemas relacionados con la eliminación, tales como el estreñimiento, la incontinencia urinaria y el encopresis.

Entre los 3 y los 5 años, los niños son capaces de controlar sus esfínteres. A partir de esa edad, la incontinencia urinaria o fecal se consideran trastornos de la eliminación.

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¿Cuáles son las causas de los trastornos de la eliminación?

Los trastornos de la eliminación pueden tener causas orgánicas: irritaciones, afecciones urológicas, cistitis pero también puede deberse a que la vejiga está disminuida. Esto implica que los niños con trastornos de la eliminación enuréticos (orina) necesiten ir frecuentemente al baño.

Hay veces que los trastornos son de origen neuromuscular y afectan al sistema genitourinario, los centros del cerebro o la médula espinal. Cuando un niño con más de cuatro años de edad orina durante la noche fuera del baño, es necesario acudir al pediatra para poder descartar las causas orgánicas anteriormente descritas. Una vez se descartan estas posibles afecciones se atribuye el problema a una afección psicológica. Es para ello que se acudirá a un psicólogo infantil.
Las causas psicológicas pueden ser muchas: el niño no ha aprendido correctamente a usar el baño o su piel no es sensible a la humedad, muchas veces por usar demasiado tiempo pañales. Cuando el niño es insensible a la humedad su cuerpo no reacciona si se siente húmedo cuando está durmiendo. En algunos casos el niño busca la reacción de sus padres porque obtiene algo a cambio, muchas veces busca su atención. En otros casos, los trastornos de la eliminación se deben a problemas emocionales tales como de dependencia emocional, cambios de colegio, de casa, divorcio de los padres o el nacimiento de un hermano menor.
Todos los cambios que alteran el entorno del niño pueden ser agentes que inciden en el desarrollo estos trastornos. En el caso de la encopresis (defecar) se debe muchas veces al estreñimiento, niños que retienen heces, la presión del colon vence al esfínter y se producen estas evacuaciones incontroladas.

    ¿Qué tipos de trastornos de la eliminación existen?

    Existen dos tipos de trastornos de la eliminación:

      – Encopresis Consiste en la evacuación de heces en lugares no apropiados. Es algo involuntario normalmente pero hay veces que los niños lo hacen para buscar la atención de sus padres. El niño debe tener unos 4-5 años de edad.

      – Enuresis Es un trastorno de la eliminación que se define por el vaciado repetido de orina en lugares no apropiados. Puede ser involuntario o intencionado. Se diagnostica cuando hay cierta frecuencia, no hay una explicación médica detrás y es a partir de los 3 años de edad. Si interfiere en actividades cotidianas es un problema que debe tratarse con un psicólogo infantil.

    ¿Cuál es el tratamiento de los trastornos de eliminación?

    El tratamiento aborda dos áreas, la afectiva y la interpersonal. El tratamiento del área afectiva aborda los problemas, ansiedades, miedos parentales sobre la enuresis o sobre los propios miedos del niño en relación a la afección. A los padres se les recomendará una terapia cognitiva-conductual para manejar las preocupaciones relacionadas con el trastorno de su hijo y tener herramientas para afrontar el problema.

    Para el niño hay variedad de terapias que trabajarán sus problemas: terapias de la conducta para desensibilizar de miedos, terapias de juego para que se exprese, manejo de conflictos, etc. En Gabinet Psicològic Mataró tenemos psicólogos especializados en terapias infantiles ya sea para tratar autismo, trastorno de déficit de atención y trastornos de atención.

    La enuresis es la persistencia de micciones incontroladas más allá de la edad en la que se alcanza el control vesical (4-6 años como muy tarde).

    Es lo que comúnmente se conoce como incontinencia urinaria y puede darse tanto durante el día como por la noche. Afecta a un elevado porcentaje de niños y se encuadra dentro de los trastornos de la eliminación, principalmente durante la infancia. Este trastorno de la eliminación es, por lo tanto, un trastorno de la infancia, la niñez y la adolescencia, como también lo son la ansiedad infantil, la timidez, el trastorno bipolar, el mutismo selectivo, las fobias infantiles o el trastorno de ansiedad por separación, entre otros.

    Suele aparecer alrededor de los 3-4 años y puede persistir en la adolescencia. Hablamos de enuresis diurna cuando la pérdida involuntaria de orina ocurre durante las horas del día, y de enuresis nocturna cuando sucede durante el sueño (es lo más frecuente).

    ¿Cuáles son las causas de la enuresis?

    Las causas no se conocen exactamente. Sin embargo, sí que se sabe que la enuresis nocturna tiene un fuerte componente hereditario, por lo que si un progenitor ha sufrido este trastorno durante su niñez es muy probable que sus hijos también lo tengan. Las probabilidades aumentan de forma notable cuando los dos progenitores han sufrido este trastorno en su infancia.

     Los factores ambientales y sociales también pueden contribuir a este problema. Así,  los niños que sufren estrés tienen más probabilidades de experimentar este trastorno psicológico. Por eso, este problema puede aparecer después de situaciones estresantes para el pequeño, como la separación de los padres, la muerte de un familiar o la llegada de un hermano.
     También puede aparecer después de situaciones traumáticas como abusos sexuales, maltrato, hospitalizaciones, etc. Además, se cree que los niños que viven en hogares desestructurados o con bajos recursos económicos, tienen también más probabilidades de padecer enuresis.

    ¿Cuáles son los síntomas?

    El principal síntoma es la pérdida de orina involuntaria. En el caso de la nocturna, se da porque el niño tiene la vejiga llena y no se despierta para poder ir al baño y vaciarla. Además, existen una serie de síntomas asociados que pueden aparecer a raíz de este trastorno, tales como:

    • Baja autoestima.
    • Sentimiento de inferioridad respecto a otros niños.
    • Ansiedad.
    • Miedo a dormir con otros niños.

    ¿Cuál es el tratamiento de la enuresis?

    Este trastorno puede tratarse con diferentes métodos. Así, existe la posibilidad de realizar un tratamiento activo, en el que se administra medicación para modificar la dilatación de la vejiga y evitar su vaciado involuntario. Desde un punto de vista psicológico, el tratamiento debe consistir en enseñar al niño unas pautas que le permitan controlar el reflejo de orinar por el día y por la noche. También se debe asesorar a los padres sobre el comportamiento que deben adoptar ante el problema.

    Existen diferentes métodos para hacerlo, tales como el método de la alarma. Consiste en utilizar un dispositivo que emite una alarma cuando detecta humedad en la cama. Provoca que el flujo de orina se interrumpa y el niño se despierte y permite ir adquiriendo, poco a poco, el hábito de controlar el reflejo de orinar.

    También se pueden usar métodos como el de retención voluntaria, en el que se entrena al niño para que aprenda a controlar el esfínter, y el método de entrenamiento en cama seca, basado en enseñar una serie de pautas para controlar y dejar atrás la enuresis.

    La encopresis infantil es la defecación involuntaria e incontrolada más allá de la edad en la que se aprende a controlar la evacuación.

    Suele darse en niños a partir de 3 o 4 años, que ya han sido entrenados para ir al baño y se encuadra dentro de los trastornos de la eliminación, como la enuresis o micción incontrolada. La encopresis es, por lo tanto, un trastorno de la infancia, la niñez y la adolescencia, como también lo son la ansiedad infantil, la timidez, el trastorno bipolar, el mutismo selectivo, las fobias infantiles o el trastorno de ansiedad por separación, entre otros.

    ¿Cuáles son las causas de la encopresis?

    Las causas de la enuresis no se conocen exactamente. Sin embargo, se apunta como posible explicación el hecho de que el niño sufra estreñimiento, lo que provoca la evacuación de heces muy líquidas que pasan a través de las heces duras. También se atribuye a factores de tipo ambiental o social. Así, pueden ser causas de la encopresis:

    • El hecho de que el niño no ha recibido una educación sobre el control de esfínteres.
    • Una incorrecta educación del control de esfínteres.
    • Problemas emocionales.

    También se ha comprobado que determinados factores pueden incrementar el riesgo de sufrir encopresis, tales como:

    • El sexo: los niños tiene más posibilidades de sufrirla.
    • Pertenecer a una familia con bajos recursos o en riesgo de exclusión social.

    ¿Cuáles son los síntomas de la encopresis?

    La encopresis suele tener como principal síntoma la defecación involuntaria. En general, podríamos decir que algunos de los principales síntomas son:

    • No poder retener las heces hasta llegar al baño.
    • Defecación en lugares inapropiados.
    • Esconder las defecaciones.
    • Sufrir estreñimiento.
    • Heces muy grandes.

    Además, existen una serie de síntomas asociados que pueden aparecer a raíz de este trastorno, tales como:

    • Baja autoestima.
    • Sentimiento de inferioridad respecto a otros niños.
    • Ansiedad.
    • Miedo a dormir o a compartir espacio con otros niños.

    ¿Cuál es el tratamiento de la encopresis?

    La encopresis se puede tratar desde diferentes vertientes, ya que en primer lugar resulta muy importante tratar de determinar la causa que puede provocar este trastorno.

    Si no existe estreñimiento es importante determinar si existe una causa emocional que haya podido desencadenar este problema. Cualquier terapia que se realice debe tener como objetivo prevenir el estreñimiento (en caso de que exista) y enseñar al niño a llevar unos buenos hábitos de defecación. Para ello, es básico enseñar a comer correctamente (incluyendo fruta, verdura y otras fuentes de fibra en su alimentación), así como una adecuada higiene cuando se va al baño.
    Desde el punto de vista psicológico, la terapia debe estar orientada hacia ayudar al niño a afrontar su problema con naturalidad. Proporcionarle herramientas para que haga frente a sentimientos asociados al trastorno, como pueden ser la vergüenza, la baja autoestima o la culpabilidad.
    También es importante, tratar el problema desde un punto de vista psicológico para evitar que pueda derivar en problemas graves de autoestima y de falta de relación con los demás.